VolverPrimavera verde para la legalización del cannabis en Europa
19.06.2025

Desde los Balcanes hasta Escandinavia, pasando por el corazón del continente, el cannabis atraviesa una verdadera primavera legislativa en Europa, con numerosos países replanteándose sus políticas sobre la planta, ya sea para uso medicinal o recreativo. En este contexto, el cannabis emerge como un termómetro de transformaciones sociales y políticas, liderando una revolución verde que combina innovación médica, pragmatismo económico y un lento, pero constante, cambio cultural. Analicemos los procesos más relevantes que están teniendo lugar.
República Checa: el autocultivo conquista el Código Penal
El Parlamento checo aprobó el pasado 30 de mayo una reforma integral del Código Penal que despenaliza el cultivo doméstico limitado de cannabis, marcando un antes y un después en la política de drogas del país. La nueva ley entrará en vigor el 1 de enero de 2026, siempre que tenga el visto bueno del Senado; y permitirá a los adultos mayores de 21 años cultivar hasta tres plantas de cannabis por persona y poseer hasta 100 gramos de cannabis seco en casa, con un límite de 25 gramos en espacios públicos. La iniciativa, impulsada por el Gobierno checo y con amplio respaldo parlamentario, introduce una escala graduada de consecuencias: cultivar entre cuatro y cinco plantas será considerado una infracción administrativa, mientras que superar esos límites seguirá siendo un delito. La reforma también incluye la legalización del uso terapéutico de la psilocibina, equiparándola al cannabis medicinal ya permitido en el país desde 2013, lo que sitúa a Chequia a la vanguardia de la regulación de sustancias psicodélicas en Europa.
Eslovenia: un modelo avanzado de cannabis medicinal
Eslovenia también ha dado un salto cualitativo en la regulación del cannabis medicinal, con la presentación el pasado abril de una ley considerada por expertos internacionales como “la más progresista de Europa”. El proyecto de ley, impulsado por el Movimiento por la Libertad y La Izquierda, legaliza el cultivo, producción, distribución y uso para fines médicos y científicos bajo un sistema abierto y regulado. El nuevo marco elimina el cannabis y el THC de la lista de sustancias prohibidas para uso médico y científico; y permite que cualquier empresa o individuo que cumpla con los requisitos pueda solicitar una licencia, evitando monopolios y fomentando la innovación. La ley es fruto de un mandato público claro: en 2024, el 66,7% de los votantes apoyó la legalización del cultivo doméstico con fines medicinales en un referéndum consultivo. El proyecto abre la puerta a un mercado con previsiones de superar los 55 millones de euros anuales en 2029; y posiciona a Eslovenia como un futuro centro de exportación e innovación en el sector.
Dinamarca: el programa piloto se convierte en ley
Dinamarca también ha dado el paso definitivo para legalizar el cannabis medicinal tras siete años de programa piloto, que ha atendido a unos 1.800 pacientes y expedido más de 20.000 recetas desde 2018. La Ley de Cannabis Medicinal (L135), anunciada en noviembre de 2024 y que acaba de ser aprobada oficialmente el pasado 9 de mayo, convierte el programa experimental en una política permanente dentro del sistema nacional de salud. La decisión ha sido calificada como “una victoria para los pacientes”, aunque el sector empresarial ha criticado los desequilibrios del sistema de reembolso y otros obstáculos regulatorios que dificultan la viabilidad de las empresas nacionales. Las autoridades mantienen la esperanza de que se introduzcan mejoras antes de la entrada en vigor oficial el 1 de enero de 2026.
Albania: el cultivo medicinal abre una nueva era
Albania, un país históricamente asociado al crimen organizado, está ejecutando una transición sin precedentes al regular el cultivo de cannabis con fines médicos e industriales, emitiendo licencias que abarcan 138 municipios. Es una medida aclamada por los funcionarios como un impulso a la economía, pero duramente criticada por la oposición y los expertos como una posible puerta de entrada a la captura del Estado por parte de las redes internacionales de narcotráfico. Sin embargo, y aunque la información detallada sobre el marco regulatorio todavía es escasa, supone un punto de inflexión en la política de drogas albanesa, alineándose con la tendencia europea de apostar por la regulación y el control estatal, para aprovechar el potencial económico de la industria medicinal y reducir la influencia del mercado negro.
Reino Unido: Londres empuja hacia la despenalización
En el Reino Unido, la Comisión de Drogas de Londres (LDC) ha recomendado la despenalización de la posesión personal de cannabis de hasta 30 gramos, una propuesta que ha recibido el respaldo público del alcalde y que está apoyada por el 56% de los londinenses. La iniciativa busca reducir la criminalización de los consumidores, mejorar la eficiencia policial y destinar recursos a la prevención de adicciones más graves. Paralelamente, una encuesta reciente revela que la mayoría de la población británica (el 53% del país) apoya la despenalización del cannabis, reflejando un cambio de mentalidad social que presiona a los legisladores para avanzar en la reforma de las leyes. Aunque el gobierno central mantiene una postura cautelosa, el impulso desde Londres y la opinión pública sitúan al país en una encrucijada histórica respecto a la regulación de la marihuana.
Francia: El país galo avanza, pero con mucha prudencia
Francia ha dado un paso clave hacia la legalización de la marihuana terapéutica, tras años de debate y reticencias políticas, al anunciar en marzo de 2025 su programa medicinal con medidas para facilitar el acceso a tratamientos basados en cannabis para pacientes con enfermedades graves, aunque el marco regulatorio sigue siendo muy restrictivo (solo para cinco patologías) y está sujeto a estrictos controles médicos. Aun así, el avance francés es significativo en un país con una de las legislaciones más duras de Europa. Mientras tanto, la legalización del uso recreativo sigue siendo un tema tabú para la mayoría de los partidos políticos, que priorizan el enfoque médico y científico.
Italia: una de cal y otra de arena
Italia vive una situación paradójica. Por un lado, un tribunal ha impugnado las medidas del gobierno de Giorgia Meloni contra el cáñamo, ratificando la legislación europea y protegiendo el sector del cáñamo industrial. Por otro, los legisladores han aprobado la prohibición del llamado “cannabis light”, cerrando una vía legal que había permitido la venta de productos con bajo contenido de THC, dejando en el limbo a 1.500 productores y 30.000 empleos directos. Esta dualidad refleja el intenso debate que existe en el país entre quienes defienden una regulación más flexible y quienes apuestan por el endurecimiento de las leyes. El resultado es un marco legal confuso y fragmentado, que dificulta el desarrollo de una industria nacional de cannabis y genera incertidumbre entre consumidores y empresarios.
Pequeños pasos, grandes avances
La primavera verde europea del cannabis es, sobre todo, una historia de avances graduales. Ningún país ha dado el salto definitivo hacia una legalización regulada del uso recreativo, salvo contadas excepciones como Alemania y, en parte, la República Checa. Sin embargo, los cambios legislativos que se están produciendo en Eslovenia, Dinamarca, Albania o Reino Unido muestran una tendencia clara: la despenalización y la regulación médica están ganando terreno.
Cada avance, por pequeño que parezca, contribuye a desmontar el estigma social que rodea al cannabis. Los beneficios para la salud pública, la reducción del mercado negro, la creación de empleo y la innovación científica son argumentos cada vez más difíciles de ignorar. Y la experiencia de estos países demuestra que, aunque el camino sea lento, la dirección es clara: hacia una Europa más abierta y justa en su relación con el cannabis.